100 AÑOS DE HISTORIA ILDEFONSO GREEN


La existencia de un viejo liberal 
se identifica con la evolución de la 
PENÍNSULA de BAJA CALIFORNIA
ILDEFONSO GREEN SEGUNDA FAMILIA
Casó Ildefonso Cipriano en 2as. nupcias con Carolina Alvarez, h. l. de Agustín Álvarez y Rita Araiza. Los vástagos que en este, segundo matrimonio tuvo, aparte del primero, que se malogró, fueron los que siguen Josefina, c. con Francisco López; Carolina, c. con José Ma. Fisher; Rufino, c. con Lucila Sanginés; Agustín, c. con Dolores Gastélum; Jesús, c. con Tomás Gavaráin Montaño; Flora, c. con Manuel Rosales; María Gray, c. con Juan Duarte; Ramón, c. con Rosa Castro Aripez; Otilio, c. con Antonia Meza; y Ma. Rita, soltera.


Ildefonso Cipriano Green Ceseña ha sido uno de los tres hombres más prolíficos que hubo en B. C. Sur en el siglo XIX; dentro de su matrimonio o fuera de él este hombre tuvo más de 25 hijos. Los otros dos son: Alejandro Mendoza, de la primera generación de este apellido en la península, quien dio al mundo más de dos docenas de hijos en dos matrimonios; y Vicente Ceseña, quien en tres matrimonios por viudez alcanzó la cifra de 27 vástagos. Ildefonso Green, su nombre usual, tomó parte activa en la Guerra de Reforma en 1858.-59; y en 1915, cuando ya casi tenía 85 años de edad, tomó de nuevo las armas durante la revolución constitucionalista, al lado del carrancismo, cuando este y el bando de Francisco Villa se hicieron una guerra encarnizada.

ILDEFONSO CIPRIANO GREEN CESEÑA

23 de enero de 1830 - 27 de marzo 1932


Ildefonso Green Ceseña es un viejo guerrillero sudcaliforniano que tomó parte muy importante en varios movimientos armados en los ya lejanos días de las luchas entre liberales y conservadores, y fue guardián siempre vigilante y activo en la época de la Intervención y el Imperio, defendiendo la causa de la república.

Acaba de cumplir cien años de edad, pues nació el 23 de enero de 1830. Hombre de constitución robusta y de costumbres sobrias, ha traspasado la puerta de un nuevo siglo de vida con su cuerpo aún lleno de vigor: monta todavía a caballo con cierta agilidad y se mantiene erguido y optimista, a modo de aquellos viejos patriarcas de que nos habla la Biblia.

Su memoria es clara y relata con orden y precisión todos los sucesos de que ha sido testigo durante su pintoresca y centenaria existencia. Lleva en sus venas sangre de la raza de Gustavo Adolfo; su padre era de origen sueco, nacionalizado mexicano en 1846.

He tenido oportunidad, últimamente, de ser su huésped durante dos días en su retiro de Santa Gertrudis, un ranchito cerca de San José del Cabo, donde pasa sus días tranquilamente en medio de sus hijos que se dedican al cultivo de la tierra y a la cría de ganado.

Un volumen de historia regional podría escribir con todos los datos que de sus labios recogí, comprobados con documentos que tuve a la vista; en la imposibilidad de darlos al público en toda su extensión, extracto de ellos sólo los más importantes.

Ildefonso Green vio la luz en Cabo de San Lucas, en la municipalidad de San José del Cabo; estudió las primeras letras en este último lugar y adolescente todavía pasó a California. Estableciéndose con su familia en San Francisco. Allí se captó las simpatías de un marino quien lo invitó a ir a Nueva York por mar en el año de 1846. La navegación duró seis meses, habiendo tocado Río de Janeiro.

En el Este americano permaneció dos años, durante los cuales asistió a la escuela, lo que le valió posesionarse de una cultura regular. Regresó a California. nuevamente por mar. el año 1851, en la mera temporada de la fiebre del oro provocada por los placea recién descubiertos. Asistió a la fundación de la ciudad de Sacramento, cuando de ella no habla más que unas cuantas carpas y barracas destartaladas de gambusinos y exploradores aventureros.


Ildefonso Cipriano Green Ceseña
Es maravillosamente ameno oírlo contar todas las aventuras y sucesos de que fue testigo; las injusticias cometidas con nuestros compatriotas: los asesinatos espeluznantes de buscadores de oro afortunados; las represalias y venganzas consiguientes; las hazañas de bandidos que adquirieron fama legendaria por su ferocidad y por su odio al yanqui, entre las que cuenta las de Salomón Pico, ha quien conoció personalmente y de quien refiere que llevaba enrollado al cuello de su caballo un collar con orejas de gringos, collar que daba cuatro o cinco vueltas al pescuezo del animal.

En 1853. estando Green de nuevo en su pueblo natal. siendo un simple particular, estuvo a punto de apoderarse. por propia iniciativa, del filibustero William Walker que de regreso de La Paz, rumbo al Partido Norte.' arribó a Cabo San Lucas a abastecerse de agua, llevando a bordo secuestrado al gobernador del territorio. Rafael Espinosa, al que habla sorprendido y apresado.

William Walker

No logró Green su intento, porque mientras procedía a reclutar gente por los ranchos cercanos. Walker se hizo a la vela. Este hecho le granjeó ser nombrado capitán de la Guardia Nacional, designándosele jefe de los rifleros de Cabo San Lucas

William Walker Construyó en lo que hoy es la esquina de calles
Tercera y Gastelum Ensenada Baja California
el Fuerte Mckibbin; desde donde sus hombres hicieron incursiones hacia los ranchos vecinos
Green fue el primero que tomó las armas para proclamar en estas regiones la Constitución del 57, después del golpe de estado de Comonfort. —Me levanté por la Constitución del 57 dice, en el rancho de El Zorrillo- con 30 venaderos que armé, de acuerdo con don Mauricio Castro, juez constitucional de San José, el [ilegible] de septiembre de 1858. Y extendiendo un maltrecho documento, confirma plenamente lo que expresa. El movimiento iniciado por Green y Castro fue secundado virilmente por las demás municipalidades y reunidos 500 hombres marcharon sobre La Paz, donde el gobernador conservador [Diego] Castilla tenía 100 hombres de tropa veterana.

Castillo, sin oponer resistencia, optó por embarcarse rumbo a Sinaloa, lo cual consiguió previos los arreglos convenientes. Posesionadas las fuerzas liberales de la capital del territorio, se procedió a organizar un gobierno, según las circunstancias reinantes, de modo que la Constitución fuera observada mientras duraba el aislamiento respecto al gobierno nacional representado por Juárez. Se erigió una Asamblea Legislativa. formada por un representante de cada municipalidad, que se encargó de redactar un Estatuto Orgánico del Territorio. especie de Constitución Política local perentoriamente adoptada ínter duraba el estado de guerra en el país, que se desangraba en las luchas de Reforma. Cumplida esta patriótica misión, Green y la mayor parte de la [tropa) volvieron a sus hogares: pero habiéndose suscitado rivalidades origina-das por ambiciones de algunos de los mismos liberales, Ildefonso fue llamado a tomar las armas y a combatir para sostener el imperio de la Constitución y a las autoridades legales. Primero marchó contra Teodoro Riveroll que, siendo gobernador electo por los liberales, se salió del carril de la Constitución y hubo necesidad de deponerlo: después contra el licenciado (Manuel Clemente) Rojo, (quien) en ausencia del gobernador nombrado por Juárez el año de 1860. señor Gerónimo Amador, se adueñó del poder desconociendo (a este último contra Pedro (Magaña) Navarrete. que depuso por un golpe de audacia el gobierno legal de Antonio Pedrín, también nombrado por Juárez. Navarrete, que contaba con 200 hombres y dos piezas de ani llena fue sitiado durante nueve días por 400 hombres en Santiago. huyendo al fin y rindiéndose la tropa y oficialidad. En todos estos hechos tomó parte principalisima don Ildefonso Green. Por eso afirma con seguridad -no exenta de intimo orgullo- que desde que corrieron al gobernador (Diego) Castilla en 1858, hasta el triunfo de la república en 1867, ni el partido conservador, ni los franceses invasores, ni el Imperio de Maximiliano pusieron un pie en el hoy Distrito Sur de la Baja California, manteniéndose la entidad siempre fiel a la república y a la Constitución. Como le interrogará algo acerca de una versión que corre sobre ciertas sospechas de traición recaídas en don Félix Gibert, que fue en tiempos de la Intervención primera autoridad en la península, el anciano. exaltándose, me contestó:

Esto es una vil calumnia! Don Félix Gibert fue el hombre más honrado y más patriota que ha nacido en la Baja California. Ésa es una versión infame propalada por sus malquerientes, los eternos enemigos de los hombres buenos.
Rotonda de los Sudcalifornianos Ilustres donde están los resto de Ildefonso Green Ceseña
La Paz, Baja California Sur

Este señor dilapidó su fortuna haciendo el bien y murió en la miseria, después de haber comido el pan amargo del destierro que se impuso voluntariamente por las intrigas de sus enemigos. Yo. que estuve al tanto de todos los asuntos íntimos de gobierno de aquel entonces, sé perfectamente que tal versión no es cierta. Las fuerzas regionales que durante la Reforma y la Intervención guarnecieron la Baja California tenían por uniforme una blusa roja, símbolo del partido liberal, de donde les vino el nombre de "los colorados" con que hoy en dia los designan las abuelas al narrar los acontecimientos que presenciaron en aquellos lejanos tiempos. Llevaban, además, en el sombrero, una inscripción que decía: "Constitución o muerte".

En 1874, durante el gobierno de Lerdo.siendo jefe político el general Bibiano Dávalos, hubo un pronunciamiento en San José del Cabo, secundado en Santiago y encabezado por el sinaloense Ramón Valdez. Tranquilamente estaba Green en un lugar de la costa llamado El Pulpo, al frente de su negocio de buceo y hasta allá fueron a darle noticias de los sucesos, informándole que los sediciosos, en número de 40 a 50. estaban cometiendo atropellos y extorsionando al comercio. Se trasladó violentamente a Cabo San Lucas y con cinco hombres sorprendió y derrotó la fuerza de Valdez, muriendo éste en combate singular que sostuvo con Green, quien lo venció por tener la ventaja de ser un gran tirador. Con esto quedó sofocado el alboroto promovido por Valdez, que no tenia más móvil que el robo.
Este servicio prestado por Green al gobierno y a la sociedad le costó la pérdida de su pequeña fortuna que estaba representada por su empresa de buceo, que valía 10,000 pesos, y que tuvo que abandonar por tres meses. Por ello no fue recompensado nunca, ni con dinero o empleo, como no lo ha sido tampoco por sus demás servicios prestados a la patria en sus días difíciles. Pero él, no obstante, se siente contento de haber sido útil en algo a la nación.

En 1915. cuando el viejo Green contaba ya 85 años de edad, volvió a empuñar las armas, como en sus buenas épocas, para poner en paz a una partida villista de poco más de 100 hombres que -válidos del aislamiento y abandono en que quedó la península, con motivo de la lucha entre el ejército constitucionalista dividido en el interior de la república- estaba cometiendo crímenes y persecuciones, sembrando el terror y la inseguridad entre los pacíficos y desamados habitantes de la región.

Al frente de 30 hombres y a la sola noticia de que él estaba para entrar a campaña, hizo contra los villistas hacia el norte, siendo combatidos y derrotados en varios lugares, como Santiago. Santa Rosalía y San Ignacio, por gente de Urbano Angulo y José Acevedo. En esta vez le fue extendido despacho de mayor del ejército por el señor Carranza.

Antes de terminar esta breve reseña de los servicios prestados al país por don Ildefonso Green. anotaré que el viejo liberal. que suspira al hablar de la Constitución del 57. conserva los siguientes objetos curiosos por la edad: una guitarra que tiene en su poder hace 64 años y todavía da guerra. pues sus hijos cantan alegremente acompañándose con ella; un libro de rezo en miniatura, impreso en inglés que le regaló una señora en Nueva York el año de 1849; la hebilla de su cinto, que tiene 60 años de uso continuo, es de plata, con el escudo nacional y las iniciales del dueño grabadas; un metate y una banca de sentarse de 120 años y que pertenecieron a los padres de su primera esposa. Que el notable guerrillero "Josefino" non viva muchos años mis, avanzando con salud y tranquilidad su paso sobre el sendero de la nueva centuria.


1925

Sentado al centro. al lado de su esposa, 

el ilustre Josefino rodeado de su familia  



Ildefonso Green Ceseña  (1830-1932)  Militar. 
Sus restos descansan en la  Rotonda de los Sudcalifornianos Ilustres en la La Paz,  capital de Baja California Sur