MARGARITO SANDEZ VILLARINO
Margarito Sandez Villarino, nacido en San José del Cabo, B.C.S. en el año revolucionario de 1910, fue hijo del matrimonio josefino que integraba don Margarito Sandez y doña Amparo Villarino de Sandez, quienes dieron al mundo seis hijos: María, Ricardo, Margarito, Atanasio, Adrián y Soledad, de los cuales los tres primeros han fallecido ya.
Margarito hizo su educación elemental en su lugar de origen y a los 16 años se trasladó a la capital del país donde inició sus estudios secundarios que no llegó a concluir.
Margarito hizo su educación elemental en su lugar de origen y a los 16 años se trasladó a la capital del país donde inició sus estudios secundarios que no llegó a concluir.
Hacían glosa de la vida pública y en sus versos, de un folklorismo elocuente, cobraban fama en los corrillos populares. En cierta ocasión en que don Pablo L. Martínez dirigía el periódico "Baja California" fue objeto de persecuciones por parte del Gobierno al que atacó en sus columnas y llegó a recibir las descargas del fuete militar.
Ante tan indignante acontecimiento, Margarito Sandez compuso esta cuarteta:
El ogro olímpico sacó su látigoy con mucho énfasis lo sacudió En los omóplatos de aquel raquítico que en su Periódico lo profanó.
Y así llegó a llenar toda una época de poesía popular. Sin embargo, lo que ha llevado al recuerdo imperecedero la memoria del legendario trovador josefino, es la letra que escribió para el canto Sudcaliforniano que todos conocemos como "Costa Azul", de la Inspiración musical del maestro Luis Peláez Manríquez.
Se cantaba –como el mejor canto sudcaliforniano- en las aulas de la escuela, en asambleas, en actos cívicos y era también motivo de orfeones y concursos: era, como decían aquellos maestros, nuestro canto. La desidia, la indolencia y nuestra escasa cautela -entiéndase como mínimo esfuerzo- lo ha sepultado, se ha perdido.
COSTA AZUL, del compositor sudcaliforniano Luis Peláez Manríquez, maestro de música en la escuela secundaria “José Ma. Morelos y Pavón” y en la Escuela Normal Urbana, enseñaba su canto: él era el autor de la música y Margarito Sández (1910-1938) de la letra. Se coreó casi medio siglo (de 1940 a los 80s.) Los jóvenes de ayer se identificaban con el ese hondo sentimiento sudcaliforniano.
El último que lo enseñaba fue el maestro Norberto Flores Mendoza, alumno del autor de la música, pero al retirarse uno y fallecer el otro, se ha dejado de interpretar y casi ya no se canta.
Otra de nuestras pocas tradiciones que se pierden por otras de menor calidad, sin contenido ni identidad. Hela aquí:
Se cantaba –como el mejor canto sudcaliforniano- en las aulas de la escuela, en asambleas, en actos cívicos y era también motivo de orfeones y concursos: era, como decían aquellos maestros, nuestro canto. La desidia, la indolencia y nuestra escasa cautela -entiéndase como mínimo esfuerzo- lo ha sepultado, se ha perdido.
COSTA AZUL, del compositor sudcaliforniano Luis Peláez Manríquez, maestro de música en la escuela secundaria “José Ma. Morelos y Pavón” y en la Escuela Normal Urbana, enseñaba su canto: él era el autor de la música y Margarito Sández (1910-1938) de la letra. Se coreó casi medio siglo (de 1940 a los 80s.) Los jóvenes de ayer se identificaban con el ese hondo sentimiento sudcaliforniano.
COSTA AZUL AÑOS 70"S Y 2018 |
El último que lo enseñaba fue el maestro Norberto Flores Mendoza, alumno del autor de la música, pero al retirarse uno y fallecer el otro, se ha dejado de interpretar y casi ya no se canta.
Costa Azul
Costa azul, tropical,
California, mujer indolente,
Es tu cielo tan ardiente
Y tú suelo fecundo y sensual.
Bañada por la ola rumorosa
Que es beso de ternura espiritual,
Semeja la sirena que reposa
Arrullada por los cánticos del mar.
Tus perlas y el coral,
Tus mares de cristal,
¡Oh, tierra, eres visión,
Lejana y crepuscular!
Sultana occidental, abanicada
Por la gentil palmera tropical.
Escuche Costa Azul
Margarito Sandez, vino a servir a la Capital del Territorio como Inspector General y Delegado Honorario del Gobierno durante el periodo del Coronel Rafael M. Pedrajo, y con tal carácter oficial, en un lance amoroso, fue asesinado con arma de fuego a las doce y media de la noche del día 21 de febrero de 1938.
Sus padres habían muerto también y su tío Salomón Sandez recogió el cadáver y lo condujo hasta San José en donde se encuentra sepultado, este hombre, extraña mezcla de virilidad, nobleza y sentimiento.
De los hermanos Sandez, el profesor Jesús Castro Agúndez, cuenta en su libro anecdótico "Más Allá del Bermejo" que: "este grupo se distinguió en San José del Cabo, por sus travesuras rayanas en lo genial, con las que gozaron a hicieron gozar en forma intensa al vecindario". Adelante agrega: "Siempre actuaban en perfecto acuerdo, y todo lo que hacían tenía un sello inconfundible, por lo que la gente lo distinguía como "producto de los Sandez".
Bien manejado el volante
y acompasado el motor,
marcha siempre hacia delante
el agorero inspector.
También si mal no recuerdo,
Marchaban en la gavilla
Don Trino, Alejandro, el Coco,
Don Manuel y Emilio Villa.
El que esta historia relata
supo de antiguo bajel
que comandaba un pirata
pariente de Don Manuel.
Descendientes de piratas,
sin duda los Villa son,
pues sacan con una pata
más tierra que un azadón.
Para estos hombres
son pocos las arenas con imán,
por eso llevan al Coco,
que sirve de talismán.
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Cuando volar no pudo,
la Iguana le dijo al zancudo:
Algunos pierden por picudos,
otros por patudos,
y otros porque son pendejos.