Amorosos arrebatos carnales y líos históricos.
Realizó sus estudios en el Colegio Alemán Alexander von Humboldt, cursó la licenciatura en derecho y obtuvo el doctorado en la Academia Mexicana de Derecho.
Obras:
México negro (1986)Las cicatrices del viento (1989)
La disculpa (1993) La respuesta (1994)
Los mexicanos a contraluz (1996)
Cartas a un mexicano (1997)
México sediento —Sequía— (1998)
Las grandes traiciones de México (2001)
México secreto (2002)
México ante Dios (2007)
México mutilado, la raza maldita (2004)Arrebatos carnales (2009) editorial planeta
Arrebatos carnales 2 (2010)
Sor Juana Inés de La Cruz
Maximiliano y Carlota
Con la entrega de los Arrebatos Carnales III doy por concluida la saga de la Trilogía Erótica Mexicana. El primer número apareció con las sábanas rojas en la portada, el segundo con las blancas, para terminar con las verdes intensas, muy intensas de satén de seda. Tres colores inconfundibles para cualquier mexicano.
IRMA SERRANO LA TIGRESA |
En el presente volumen revivo la apasionada relación amorosa sostenida entre Gustavo Díaz Ordaz y la Tigresa, Irma Serrano, en el marco del así mal llamado movimiento estudiantil del "68". Imposible ignorar la personalidad arrebatadora de doña Irma en la vida ultraconservadora de uno de los presidentes más cuestionados en la historia contemporánea de México.
Resultó de particular importancia revisar los archivos recientemente desclasificados de la CIA para poder entender el papel determinante que jugó esa siniestra agencia de inteligencia en la masacre de Tlatelolco. Este sangriento episodio no se había analizado a la luz de la intervención extranjera norteamericana coordinada por el Jefe de la Casa Blanca, Lyndon Johnson, el famoso criminal vietnamita. ¿Sabía usted, por ejemplo, que el ejército nacional jamás disparó en contra de la gente...?
No pude dejar de incorporar los arrebatos carnales de Venustiano Carranza con su amante Ernestina Garza Hernández, con quien procreó cuatro hijos, todos ellos varones, fuera de matrimonio.
DON VENUSTIANO CARRANZA |
MELCHOR OCAMPO Y ANA MARIA |
Poco o nada se sabe de los amoríos incontrolables y feroces que don Melchor Ocampo, sostuvo con Ana María, mujer mucho mayor que él, con quien procreó cuatro hijas sin haberse casado jamás a pesar del texto conocido como la Epístola de Melchor Ocampo, que a la letra dice: “Este es el único medio moral de fundar la familia, de conservar la especie y suplir las imperfecciones del individuo, que no puede bastarse así mismo para llegar a la perfección del género humano...”
¿Sabía usted que a partir de la Guerra de Reforma, don Melchor, debe ser considerado, sin duda alguna, uno de los auténticos Padres de la Patria, si no se pierde de vista su desempeño en la promulgación de las Leyes de Reforma, al lado de Benito Juárez, ni su preponderante actitud patriótica en la redacción del Tratado McLane-Ocampo, ciertamente definitivo en el desenlace de la guerra que cambió para bien el destino de México?
Un capítulo inevitable resultó la vida depravada de uno de los grandes inquisidores y arzobispos de la iglesia católica, sin duda la institución más perversa de México, la más siniestra enemiga a lo largo de nuestra dolorida historia.
Recurrir al uso de la excomunión para condenar a las infieles a pasar la eternidad en el infierno, así como utilizar la pira para quemar vivas a las supuestas herejes, con tal de poseer a mujeres tan ignorantes como supersticiosas, implica no solamente el uso de una estrategia dolosa, alevosa y degenerada, sino también, una manifestación explícita con la que, en los hechos, se niega cualquier tipo de miedo a despertar la ira de Dios, en quien dicen creer algunos sacerdotes y jerarcas, unos diabólicos personajes que actúan supuestamente en su nombre y representación sin sujetarse al más elemental código de ética que sí imponen a sus fieles.
¿Dónde han quedado los votos de pobreza y de castidad...? ¿Qué mejor que calificar a la Santa Inquisición como el Orgullo de Satanás...?
¿Dónde han quedado los votos de pobreza y de castidad...? ¿Qué mejor que calificar a la Santa Inquisición como el Orgullo de Satanás...?
Es imposible entender el México de nuestros días sin haber estudiado a fondo el siglo XIX mexicano, ese tránsito entre el oscurantismo inquisitorial y la férrea burocracia monárquica y los deseos de remontar el vuelo dentro del contexto de una filosofía política derivada de la Ilustración, del Enciclopedismo y, en general, de la ideas refrescantes y liberales derivadas de la revolución francesa.
¿Dónde estaba la independencia si el ejercicio de la banca dependía prácticamente del clero, el campo mexicano se encontraba abandonado y descapitalizado, la esclavitud existía camuflada hasta entrado el siglo XX, el país no se había industrializado, la educación había fracasado y los caudillos se arrebataban el poder, al extremo de que Santa Anna regresó 11 veces a la presidencia?
¿En nuestro días somos independientes cuando para sobrevivir tenemos que importar más de 20 mil millones de dólares de alimentos y otros tantos miles de millones de dólares en gasolina en un país petrolero y contamos con 50 millones de mexicanos sepultados en la miseria, sin olvidar a los millones de NINIS, otros de los indignados de nuestros días?
¿Cuál independencia doméstica si la nación se encuentra secuestrada por los sindicatos oficiales, unos rufianes analfabetos funcionales que lucran con el ahorro público con toda impunidad y ante la pasividad de la sociedad, como si no se tratara del hurto descarado del patrimonio de todos los mexicanos? ¿Viva México también secuestrado por los partidos políticos o por las pandillas de mafiosos narcotraficantes que se apoderaron de carreteras, estados de la Federación o, bien, ¡Viva un congreso!, que sólo se representa a sí mismo o ¡viva! el cáncer de la corrupción que devora, como una gran metástasis el organismo social?
Logramos, sí, la independencia de España pero no la independencia doméstica. Para lograr esta última fue menester someter a la iglesia católica al imperio de nuevas leyes que no pudieron aplicarse hasta que el bravo indio de Guelatao las impuso contra viento y marea, pólvora y cañones, muertes y destrucción para consolidar una parte de la verdadera independencia. Estados Unidos, a modo de ejemplo, nunca tuvo que luchar contra una iglesia que financiaba golpes de Estado cuando se trataba de menguar sus intereses materiales y políticos ni padeció a un clero voraz que se apropió de más de la mitad del territorio nacional.
Finalmente abordé un tema olvidado que debe ser rescatado de los anales empolvados de la historia patria. Me refiero concretamente a la vida y obra de Felipe Carrillo Puerto, ese malogrado e ilustrísimo yucateco conocido con "el Abraham Lincoln del Mayab”, el “Dragón con los ojos de jade o de fuego”, según fuera el caso, a quien no se le ha hecho justicia al haber luchado, y perdido la vida, al tratar de concluir con la esclavitud de los indios mayas en los campos de henequén, donde eran tratados como animales y vendidos a trescientos pesos si estaban sanos o a sesenta pesos si se encontraban enfermos o viejos, todo ello en pleno siglo XX...
Su breve relación con Alma Reed, su fogosa amante norteamericana, que inspirara la famosa canción “Peregrina”, no debe ser nunca ignorada y menos aún sus arrebatadores encuentros amorosos en Chi-Chen-Itzá, en el sagrado templo de Kukulcán...
Rompimos las cadenas externas pero no así de las internas ni pudimos liberarnos de la mordaza ni alcanzamos, hasta muy tarde, la libertad de cátedra, la de expresión, después de escapar de la pira y de las cárceles eclesiásticas…
Estados Unidos no tuvo que enfrentarse a una iglesia que fuera el primer agente financiero que acaparara prácticamente todos los capitales de la colonia y fuera el primer prestamista, el primer banquero, el primer acreedor hipotecario, de cuyos recursos dependiera, en buena parte la prosperidad de las trece colonias, en su caso.
Despojar a los representantes de Dios aquí en la tierra de sus inmensas fortunas materiales representó la desviación de los escasos capitales con los que contaba el México independiente, para aplacar los golpes y asonadas patrocinados por el clero.
Despojar a éste último de su patrimonio implicó la destrucción del país hasta que Juárez con las Leyes de Reforma, decapitó de un tajo a la hidra de las mil cabezas, momento a partir del cual, ya en la segunda mitad del siglo XIX, México empezó a adquirir realmente su independencia doméstica, ahora ya comprometida, por otro lado, con las deudas externas que propiciaron invasiones e intervenciones foráneas que nos proyectaron de nueva cuenta al atraso.
¿Qué hacía Estados Unidos mientras nosotros luchábamos hasta el límite de nuestras fuerzas por apartarnos de la garganta al clero que devoraba toda la sangre de la nación? Estados Unidos tenía una sucesión presidencial estable y consolidaba su democracia y sus instituciones públicas y con ello afianzaba el desarrollo económico del país.
En Estados Unidos no tuvieron un clero que detentara durante toda la colonia, el monopolio educativo y que produjo, en el caso de México, a la llegada de Iturbide, un aberrante 98% de analfabetos con lo que era imposible construir un país. ¿Cómo construirlo cuando una mayoría aplastante y aberrante no sabía hacer nada? Después de un impasse del imperio de Maximiliano y de la Restauración de la República y de los años de la tiranía porfirista, el primer maestro del país fue el gobierno, que produjo en 70 años de priísmo 50 millones de mexicanos en la miseria, otro fracaso educativo más, esta vez de nuestro tiempo.Arrebatos Carnales III Sabanas Blancas.